El caso de la excavación arqueológica del Templo de Millones de años de Tutmosis III en la orilla oeste de Luxor
HIPÓTESIS VISUALES.
Dibujos de reconstrucción de figuras completas a partir de fragmentos. Dos ejemplos demostrativos en la excavación del templo de Millones de Años de Tutmosis III en la orilla oeste de Lúxor (Egipto).
El dibujo es una forma de pensamiento eminentemente visual, especialmente útil para hacer propuestas de reconstrucciones de figuras completas a partir de fragmentos, a través de hipótesis visuales. Una hipótesis visual es un nuevo dibujo, que deduce cómo sería la imagen completa a la que podría corresponder un fragmento, analizando todos sus elementos y detalles visuales: las figuras representadas, las medidas, las proporciones, las líneas y colores. Estos dibujos pueden orientar la agrupación de otros fragmentos que podrían pertenecer a la misma figura. El hallazgo de nuevos fragmentos que encajen exactamente con la propuesta gráfica, confirmará la veracidad o falsedad de la hipótesis visual. Este método de trabajo se fundamenta, principalmente, en la continuidad que puede establecerse en el uso de algunos principios básicos para resolver gráficamente la representación de objetos, animales y figuras humanas desde el Egipto faraónico hasta el arte contemporáneo. El dibujante actual, a través del atento y cuidadoso análisis de los elementos gráficos de los que dispone en el fragmento original que tiene ante sus ojos, puede llegar a situarse en el punto de partida de ese dibujo, y comprender cuál es su lógica visual, teniendo siempre en cuenta las claves propias del estilo al que pertenece el fragmento.
La afirmación de que es posible volver a reconstruir el discurso gráfico del artista egipcio desde el dibujo contemporáneo se enfrenta a la paradoja, que plantean numerosas publicaciones y estudios: el arte egipcio es un arte sin artistas. Dimitri Laboury en su ensayo titulado “El artista egipcio, ese gran desconocido de la egiptología” se pregunta: ¿es posible imaginar un arte sin artistas? Para responder a esta pregunta el autor desarrolla una descripción de los diferentes nombres con los que en la época faraónica se denominaba a las personas que creaban las obras de arte y sus relaciones con el mundo de los escribas y de la escritura. (Laboury, 2013, 28-35). Aunque los artistas egipcios no firmaran sus obras como los artistas contemporáneos, tenían, necesariamente, una formación como tales artistas y, en algunos casos, eran reconocidos por su talento artístico e intelectual.