(2005-2016) PROYECTO “LOS DIBUJOS DEL TIEMPO. Impresiones del templo de Edfú”. EL Cairo, Granada, Jaén, Almería, Sevilla.

En el verano de 2005 quedé fascinada por la escalera oeste del templo de Edfú. Es una escalera larga y estrecha, de apenas un metro de anchura y algo menos de dos metros y medio de altura, que desciende desde la terraza superior del edificio, actualmente cerrada al público, hasta la sala de las ofrendas. Las dos paredes están completamente decoradas, desde el suelo hasta el techo, con la escena de la procesión que, ascendiendo por la escalera este y descendiendo por la oeste, trasladaba al dios Horus, el halcón, desde su oscura cámara central hasta la luz del sol, para regresar después a su altar. En la parte más baja de la escalera oeste está dibujado y grabado en la piedra el comienzo del desfile procesional con las figuras de los sacerdotes portando los estandartes o insignias. Después, aparecerán el faraón y la reina, los músicos, los sacerdotes con ofrendas, el anda o trono con la figura del dios, los otros dioses, y así hasta completar todo el cortejo. Las figuras de los treinta y un sacerdotes, quince en la pared oeste y dieciséis en la pared este, tiene un tamaño ligeramente más pequeño que el natural, aproximadamente unos ciento treinta y cuatro centímetros de altura (aunque hay ligeras variaciones de uno a otro) y se distribuyen a lo largo de veinticuatro escalones muy cómodos (treinta y cinco centímetros de huella y siete centímetros de altura). Por encima de las cabezas de los sacerdotes están las insignias, representando tanto a divinidades como a nomos o provincias del antiguo Egipto: el buey, el halcón, la placenta real, la serpiente coronada, etc. Abundantes textos jeroglíficos se intercalan entre las figuras de los sacerdotes, comenzando aproximadamente a la altura de la rodilla y llegando hasta la zona superior de la pared, cuya parte más alta, recorrida por una franja lineal continua con los cartuchos de los nombres de los faraones, entre ellos el de Cleopatra, está rematada por un recurrente motivo decorativo en los templos y tumbas denominado ‘khekeru’ cuyas puntas rozan el techo liso.

Salas 50 y 49 del Museo Egipcio de El Cairo. En la parte superior, Autora (2009) Portainsignia Este 1 y Portainsignia 0este 1. Acuarela, collage y grafito sobre papel, 250 x 100 cm.
Sala 49 del Museo Egipcio de El Cairo . Autora (2009) Seis de los dibujos monumentales de las figuras de los sacerdotes portainsignias. Acuarela, collage y grafito sobre papel 250 x 140 cm.
Sala 49 del Museo Egipcio con la instalación de los dibujos de la autora en febrero de 2010.

Las figuras de los sacerdotes presentan todas la misma e idéntica configuración: la cabeza en riguroso perfil mirando hacia la parte inferior de la escalera, hacia el comienzo de la procesión, los hombros y el pecho de frente, con una estola sutilmente señalada por una fina línea de contorno; los brazos desnudos, el derecho doblado en forma de uve cruza por delante del pecho para sostener a la altura de la barbilla el mástil del estandarte, el brazo izquierdo extendido hacia abajo sostiene la parte inferior del mástil a la altura de las ingles. Las manos están cerradas para sujetar el estandarte, la derecha, de contorno simplificado, extiende el pulgar puntiagudo en la parte superior, la izquierda, también con el pulgar superior extendido descubre la palma sobre la que se cierran los cuatro dedos nítidamente tallados. La cadera vuelve a estar de perfil, como la cabeza, con la pierna derecha retrasada y la izquierda adelantada, de nuevo en estricto perfil, incluidos los dos pies calzados con sandalias. La amplia falda, plegada en el centro, desciende casi hasta los tobillos, ciñéndose al perfil posterior de la pierna derecha y al anterior de la izquierda.
Frente a la rotunda homogeneidad de los cuerpos, las cabezas de estos treinta y un sacerdotes son muy diferentes entre sí. En el conjunto de la escena las figuras humanas parecen suavemente entrelazadas (hay poco más de medio metro de anchura entre un mástil y el siguiente) en un perpetuo ritmo descendente.

Objetivos
El primero, ha sido dibujar del natural las imágenes de los sacerdotes portainsignias con un sentido documental y analítico, como suele ser propio del trabajo de campo en las investigaciones en ciencias naturales y en ciencias humanas y sociales. El segundo ha sido interpretar y recrear esas imágenes asociándolas con otras imágenes y conceptos visuales propios de la cultura visual del siglo XXI.
La representación de los sacerdotes, quienes llevaban la cabeza rapada —y a menudo cubierta con un fino gorro— para distinguirse de los seglares, son muy abundantes a lo largo de toda la civilización faraónica y hay numerosos y bellísimos ejemplos en los principales museos y en los templos originales. El análisis gráfico comparativo de algunas de estas figuras en los museos del Louvre en París, del museo Británico en Londres, en los museos egipcios de Turín y de Milán, y en el propio museo Egipcio de El Cairo, muestra las transformaciones generales que se produjeron a lo largo de los siglos en el canon o sistema de proporciones para representar la figura humana, así como las variaciones en la personalización de algunos relieves y esculturas.

Autora (2008) Cabeza O-15 (detalle). Acuarela, grafito y tinta sobre papel, 30’8 x 45’8 cm.
Edfú, escalera Oeste, pared Oeste, cabeza del sacerdote número 3.
Edfú, escalera Oeste pared Oeste, scabeza del sacerdote número 15 .

No solo las figuras aisladas de los sacerdotes, sino también la escena completa de la procesión de la divinidad, ascendiendo por la escalera este y descendiendo por la oeste, cubre las paredes de otros templos del período ptolemaico, como el de Hator (diosa con cabeza de mujer y orejas y cuernos de vaca) en Dendera, a unos ciento sesenta kilómetros Nilo abajo desde Edfú.
Dibujar y pintar a partir de las figuras de los portainsignias en la escalera de Edfú permite seguir avanzando en la representación de la figura humana y el concepto de movimiento; pero sobre todo logra conformar, a través de la creación artística contemporánea, la herencia cultural del pasado como un elemento dinámico para las identidades sociales actuales.

La exposición en el Museo Egipcio de El Cairo
Gracias a la iniciativa de la Dra. Wafaa El Saddik y de Luis Javier Ruiz Sierra, surgió la posibilidad de que nuestros dibujos de los sacerdotes del templo de Edfú se expusieran en las siete salas correspondientes al período ptolemaico en el museo Egipcio de El Cairo (números 50, 49, 45, 40, 35, 30 y 25), fue necesario reconsiderar algunos conceptos visuales fundamentales porque en ellas se exponen varios centenares de piezas originales de diferentes tamaños: estatuas colosales, sarcófagos de grandes dimensiones, estelas monumentales, columnas, esculturas cubo, vasijas y platos de arcilla, etc., entre las que destacan la bellísima escultura en alabastro de la reina Amenirdis procedente de Karnak, la estela del rey Darío I, o el retrato de Hor, sacerdote del dios Montu, durante las dinastía 25 (alrededor del 712-664 a. C.). En consecuencia los dibujos del templo de Edfú deberían de tener en cuenta una doble condición: por un lado corresponder a los personajes representados en la escalera del templo, y por otro conjugarse con las piezas del museo y con las cualidades arquitectónicas y lumínicas del edificio.

Autora (2009) Portainsignias Este 6 (detalle de la cabeza). Acuarela, collage y grafito sobre papel 250 x 140 cm.
Autora (2008) Cabeza Este 6 (detalle). Acuarela collage y grafito sobre papel, 30’8 x 45’8 cm.

Los dibujos deberían propiciar los encuentros entre la escalera oeste del templo de Edfú y las piezas que se exhiben en las salas dedicadas al período final de la civilización egipcia, entre el arte antiguo y el dibujo contemporáneo, y entre las obras (antiguas y nuevas) y los espectadores y espectadoras del museo de El Cairo. Los contrastes se buscaron, en primer lugar, a través de las diferencias en los materiales artísticos de las obras del museo que son de piedra frente al soporte de los dibujos que es el papel; en segundo lugar, mediante la oposición entre los lugares en el espacio arquitectónico que ocupan las piezas del museo, situadas en el suelo y las paredes, y nuestros dibujos que flotan en el aire, y, en tercer lugar, confrontado las sensaciones de tiempo: la duración del pasado frente a lo efímero del presente. El montaje de la exposición ha sido radicalmente transparente, por un lado para, desde el punto de vista de la conservación, evitar cualquier posible deterioro o deformación de las obras de arte o de los elementos del museo, y por otro lado para no interferir en la visión habitual de las piezas en el museo, sino que más bien fueran nuestros dibujos los que, sin molestar a las piezas, incitaran a mirarlas con un detenimiento o con un placer semejante al que nosotros hemos experimentado.
El arte egipcio faraónico no ha sido una referencia muy importante en la creación artística del siglo XX, excepción hecha del cine, quizás por agotamiento del gran interés que suscitó durante el siglo XIX. A nosotros nos ha fascinado el ahínco con el que durante varios milenios se elaboraron, una y otra vez, las mismas figuras, la rotundidad y la sabiduría artística que exhiben hasta en sus más mínimos detalles, y la curiosa fusión, precisamente en estas de Edfú, entre elementos visuales griegos (que aprendemos a considerar tan próximos) y egipcios, que nos enseñan a sentir lejanos.

Autora (2011) Incantadas: Dioniso azul. Acuarela y lápices de color sobre papel, 247’5 x 140 cm.
Autora (2011) Incantadas: Dioniso azul. Acuarela y lápices de color sobre papel, 247’5 x 140 cm.
Sala 25 del Museo Egipcio. Autora (2010) Instalación con las figuras cubo. Cuatro dibujos, acuarela y grafito sobre papel, dos de 115 x 49 cm y otros dos de 132 x 45 cm
Autora (2011) Instalación de los dibujos de los portainsignias del tempo de Edfú en la sala del conjunto escultórico de Huelma en el Museo de Jaén.
Autora (2009) Portainsignias Oeste 4 (detalle de la cara). Acuarela, collage y grafito sobre papel 250 x 140 cm.
Autora (2011) Instalación en le Museo de Almería. Acuarela, collage y grafito sobre papel 250 x 140 cm, cada uno.